sábado, 1 de marzo de 2008

El Programa Electoral es un Plato Combinado


Después de ganar unas elecciones generales suele oírse que ciudadanos han apoyado tal proyecto y que el partido ganador tiene un compromiso con sus votantes. Se acude al apoyo en las urnas para justificar todas las medidas que se van proponiendo. Lo que pasa es que el programa electoral de cualquier partido serio tiene demasiados aspectos como para creer que todos los que lo han votado apoyan todas y cada una de las medidas del proyecto. Si en un restaurante nos ofrecen dos platos combinados como menú del día, no resulta extraño que haya alimentos del plato elegido que no sea de nuestro gusto o no nos siente bien. Sin embargo, si sólo podemos costearnos el menú, hay que elegir el menos malo. Los políticos deben tener la prudencia de saber esto para no hacer interpretaciones abusivas. Por ejemplo, los que votaron a Zapatero en el 2004, ¿tenían entre sus preocupaciones la Educación para la ciudadanía?; ¿deseaban que la religión no fuera evaluable y por eso votaron al PSOE? Más de uno le votaría porque pensaba que el 11 M era consecuencia indirecta del apoyo a la guerra de Iraq y pensaron que habría menos posibilidades de masacres terroristas con un partido que con otro. Lo demás, les resultaría accidental. Se entiende que está más legitimado para sacar adelante los temas que un partido repite por activa y por pasiva en la campaña: son los elementos principales del plato. Pero en la “guarnición”, debe tener un poco más de voluntad de consensuar con la oposición.

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